Activar la brújula humana ante la acción genocida y el discurso deshumanizante

Fotografía de Medófilo Medina, director del Instituto Caro y Cuervo.

Ante una aberrante y cruel violación masiva de los Derechos Humanos que está desplegándose frente al mundo, los ciudadanos y ciudadanas de manera individual y aquellos que tienen una visibilidad pública están ante el imperativo ético de manifestarse sin ambages. Yo lo hago como una persona y también en mi condición de director general del Instituto Caro Cuervo. Pongo el énfasis en el lenguaje usado por el Estado de Israel.

El genocidio perpetrado por Israel en estos días contra el pueblo palestino es el primero conocido en tiempo real por la opinión pública mundial. No hay secreto sobre las intenciones con que el Estado de Israel procedió a la destrucción indiscriminada sobre la Franja de Gaza después del imperdonable ataque de Hamás del 7 de octubre. Ya nadie puede decir que “no se sabía” cómo es masacrada la población civil, los niños, las mujeres, los ancianos, todos. Esta vez nadie podrá alegar que no se dio cuenta de que Israel en Gaza está arrasando con todo: hogares, hospitales, mezquitas, iglesias y escuelas.

Para ambientar su salvaje respuesta al 7 de octubre, destacados representantes del Estado de Israel se han referido no solo a Hamás sino a los palestinos en su conjunto en términos que niegan a todo este pueblo la condición humana a la que se refieren los Derechos Humanos. No es la primera vez que la propaganda sionista-israelí se refiere a los palestinos como a “cucarachas borrachas embotelladas”, “bestias que caminan sobre dos patas” o afirmando “los palestinos son como animales, no son humanos”. Pero hoy como nunca todo el mundo está expuesto a este lenguaje y no se puede sustraer al nexo que presenta con la acción genocida que no respeta ni siquiera las convenciones internacionales sobre la guerra.

“Estamos luchando contra los animales humanos y actuaremos en consecuencia”, declaró el 9 de octubre el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant al tiempo que anunció el bloqueo total de los servicios vitales para Gaza, ¡sin excepción y sin piedad! La deshumanización en definitiva no para ni ante los niños que constituyen más de la mitad de la población de Gaza y que son ya más de 3.000 los asesinados en la Franja. El presidente, Isaac Herzog, rechazó explícitamente toda consideración para con los civiles alegando que “podrían haberse levantado, podrían haber luchado contra ese régimen malvado [de Hamás]”. Declaró: “la responsabilidad es de toda una nación”, a la que convierte en objeto de venganza. El lenguaje deshumanizante sin asomo de compasión no solo entre las autoridades de Israel se presenta. Un ejemplo escalofriante es el llamado de respaldo a la barbarie expelido por Nikki Haley, exembajadora de EE. UU. ante la ONU y aspirante a la presidencia de su país, que ante los micrófonos de Fox News declaró el 10 de octubre: “Netanyahu, acabe con ellos, acabe con ellos… ¡acabe con ellos!”.

La comunidad internacional contaba con una brújula moral ante el genocidio. Es el momento de proceder a su rescate.

Medófilo Medina
Director general del Instituto Caro y Cuervo

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