Hacia un lenguaje común de la edición nacional colombiana

Fotografía de referencia. Libro abierto.

El pasado 11 de octubre se realizó la conversación ‘Primeros pasos para la creación de un vocabulario de la edición nacional colombiana’, organizada por el Observatorio Editorial Colombiano del Instituto Caro y Cuervo en alianza con la Cámara Colombiana de la Edición Independiente CCEI y con el apoyo del Ministerio de Culturas. El encuentro contó con la participación de profesionales conocedores de vocabularios en representación de los diferentes actores del sector editorial y bibliotecario colombiano. A continuación se presentan los aspectos más destacados del evento.

Con la conversación titulada ‘Primeros pasos para la creación de un vocabulario de la edición nacional colombiana’ se buscaba dar inicio a la identificación de lineamientos, estándares, software, experiencias y usos prácticos de los vocabularios para mejorar la promoción, la circulación y la comercialización de libros a través de Internet, creando un espacio de diálogo, intercambio de conceptos, necesidades y experiencias que contribuya con la creación de un lenguaje común para las prácticas del sector editorial independiente del país que mejore la producción, la normalización, el acceso y la interoperabilidad de los metadatos de los libros editados y publicados en Colombia.

La programación contó con invitados conocedores de vocabularios que representan los diferentes actores del sector editorial y las bibliotecas nacionales. Ellos compartieron ideas y experiencias a partir de preguntas formuladas como ¿qué lineamientos, estándares, software y procedimientos son los más adecuados para recopilar, seleccionar y sistematizar la terminología de la edición nacional colombiana? y ¿cómo hacerlo para que el proyecto sea viable, sostenible y escalable en el tiempo?

Durante la bienvenida se describió, por parte del Observatorio Editorial Colombiano, el propósito que motivaba esta conversación y así mismo, Ana Cecilia Calle, fundadora de la editorial Himpar y quien forma parte de la presidencia colegiada de la Cámara Colombiana de la Edición Independiente, enmarcó esta iniciativa dentro de un proyecto en alianza con el Ministerio de Culturas sobre la consolidación de un lenguaje común para de la edición colombiana, la necesidad de preguntarse por los usos y las ideas en torno a esto y la finalidad de proponer mejoras de las prácticas de la edición pensada y hecha en Colombia.

Para el segmento inicial, que precisamente señalaba esos primeros pasos hacia la creación de un vocabulario, y teniendo como referente el Tesauro de literatura infantil y juvenil liderado por María Osorio, tres de los invitados, Felipe González, Carolina Rey y Emilia Miranda, conversaron sobre la importancia de construir un vocabulario especializado en la edición colombiana. Felipe, director editorial de Laguna Libros y presidente de la Cámara Colombiana de la Edición Independiente, cuenta detalles sobre el interés desde la CCEI de dar prioridad a pensar el diseño de la etiqueta propia del catálogo nacional de la edición colombiana en Internet y la discusión alrededor de la definición de edición independiente y, de manera amplia, de edición colombiana. Carolina, directora de proyectos y cofundadora de Rey Naranjo Editores, quien también preside la Asociación Colombiana de Literatura Infantil y Juvenil, habló del Tesauro que han estado construyendo desde la ACLIJ y que refleja lo que se produce en Colombia, los temas relevantes y cuáles son las necesidades que hay en la literatura infantil y juvenil. Mostró la estructura, que se caracteriza por una clasificación más general, pues “cuando la clasificación es tan específica, algunos libros se quedan por fuera”. Señaló también el sesgo surgido de la clasificación de la Agencia ISBN que considera libro colombiano al que haya tramitado un registro en Colombia (impreso en Colombia, no necesariamente editado en el país por editoriales nacionales).

Emilia, directora de proyectos digitales de Siglo del Hombre Editores, compartió parte de su experiencia de trabajo en la distribución, divulgación y comercialización de libros. Se refirió a la organización semántica de cara a la distribución digital, la visibilidad, el uso de algoritmos y lenguaje e-commerce, particularizando en el interés por el cómo, por entender la naturaleza conceptual de los listados, a pesar de la ambigüedad y los sesgos, de ir de lo específico a lo general, de la conexión entre áreas temáticas y el uso de herramientas para asignar palabras clave y etiquetas, y así mapear la búsqueda. También habló sobre los retos que se presentan, como la actualización al catalogar eliminando o sustituyendo conceptos, por lo que es necesaria una labor constante de ampliación, además de la proliferación de sistemas de catalogación y la competencia de los responsables de hacer el registro de ISBN o la ficha de catalogación, lo que requiere, tanto a nivel externo como interno, un trabajo colaborativo, conciencia y consistencia de los metadatos y especialmente la adopción de un lenguaje común.

En su presentación sobre importancia y uso de los vocabularios en la edición y publicación de libros en Colombia, Wilson Colmenares, investigador del Observatorio Editorial Colombiano del Instituto Caro y Cuervo, explicó qué son los vocabularios a partir de la necesidad de generar instrumentos para comprender, estudiar y organizar la representación del mundo. El enfoque del OEC, bajo el cual se busca fortalecer estudios e investigación en el campo, así como promoción, circulación y comercialización del libro en Colombia, se relaciona con el vocabulario controlado y la ontología, entendida como sistema de organización del conocimiento con desarrollo semántico integrado a los sistemas de información. En respuesta a por qué y para qué usar vocabularios en la edición nacional, se indicó que se requiere un lenguaje común que, por un lado, “contribuya con el reconocimiento de la edición, de su diversidad y de la profesionalización de los diferentes subsectores del país” y, por otro, “permita identificar, describir, comprender los fenómenos y establecer las estructuras conceptuales, las técnicas y las prácticas editoriales colombianas” y así “mejorar la producción, la normalización, el acceso y la interoperabilidad de los metadatos de los libros editados y publicados en Colombia”. Finalmente, dio a conocer los retos que enfrenta este propósito: viabilidad, sostenibilidad y escalabilidad.

Martha Muñoz, investigadora de la Fundación Conector, organización sin ánimo de lucro que investiga sobre las sociedades de la información y el conocimiento desde Colombia, dio importantes pautas de fundamentación para la creación de vocabularios y la manera de articularlos con las tecnologías de la información. Partiendo de que las disciplinas buscan y organizan el conocimiento a través de ontologías, tipologías o taxonomías, las primeras, al ser universales y conectadas, facilitan esa articulación con la tecnología, pues una ontología limita qué es y qué no es, posibilitando la recuperación. En función de esto, los metadatos se presentan como un esquema de representación del conocimiento, el metadato da una propiedad y la semántica como “defensa contra inexactitud, malentendidos y sesgos sistémicos” es fundamental para la interoperabilidad. Se advierte que la tecnología está sujeta a la ciencia en la que se basa, lo que implica la necesidad de vocabularios propios. Hay una tendencia a mejorar la infraestructura de datos (permanentemente actualizada), por lo que se crean espacios de valor. Existen sistemas de organización del conocimiento (KOS), que pueden tener un código único persistente (SKOS), así mismo identificadores de recursos (URI, IRI), como parte de la estandarización que hace posible la interoperabilidad, gracias a los cuales, por ejemplo, se agilizan y abaratan costos para la accesibilidad y la visibilidad en el entorno de datos enlazados. La mejor manera para generar vocabularios de valor con estándares de metadatos aceptados universalmente es colaborativa; sin embargo, se advierte que no hay políticas claras al respecto.

José Diego González, gerente de producción y circulación del libro en el Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe), presentó Thema, un esquema internacional de clasificación de materias para el comercio del libro que, en los últimos años, se ha introducido en el software de solicitud de ISBN de los países latinoamericanos. Thema “busca mejorar la ‘descubrilidad’ y el potencial de ventas de los libros gracias a una comunicación directa y clara a lo largo de la cadena de suministro”. Este estándar internacional contribuye también a crear un lenguaje común. José Diego compartió con la audiencia la estructura, que incluye categorías de materia, secciones y calificadores organizados jerárquicamente e identificados con letras y números, mencionando que los países pueden actualizar e incorporar calificadores nacionales de acuerdo a sus contextos particulares. Adicionalmente, se plantearon las reglas básicas de uso y tres ejemplos de cómo utilizar la clasificación, mostrando las posibilidades de etiquetar libros y comunicar sus características.

Pedro Velandia Piedrahita, quien forma parte del Grupo de Colecciones y Servicios de la Biblioteca Nacional de Colombia, recordando la tarea principal de dicha institución de resguardar el patrimonio bibliográfico y documental del país, propuso un diálogo con un posible vocabulario controlado del sector editorial, partiendo del proceso de ingreso de materiales que incluye encabezamientos temáticos normalizados para la catalogación, lo que permite recuperar información y atender a esa preocupación por la estandarización (expresada a lo largo de la charla). La BNC podría ser un interlocutor dentro de este enfoque semántico que permitiría caracterizar la edición nacional y de esta manera enriquecer la catalogación, aportar herramientas a bibliotecólogos y bibliotecarios y fortalecer procesos de investigación. La identificación de la edición nacional se relaciona también con diversos contextos y desde la Biblioteca hay una apuesta para repensar las colecciones interviniendo los procesos de catalogación para recuperar información con nuevos metadatos, resultado de integrar prácticas propias de las comunidades y experiencias particulares. Se considera que un vocabulario editorial unificado puede dar luces sobre estandarización de nombre de editoriales, por ejemplo, aunque surge la pregunta de quién sería el ente rector que dé los lineamientos necesarios.

La última intervención le correspondió a Diana Lorena Rozo, analista de catalogación de la Biblioteca Luis Ángel Arango y una de las líderes de la Mesa de Autoridades de la Red de Bibliotecas del Banco de la República, quien manifestó el interés por la normalización terminológica en el sistema de autoridades para facilitar la búsqueda de información. Explicó qué es la Mesa de Autoridades como grupo de trabajo colaborativo interinstitucional que discute los términos (encabezamientos de materia) que atañen a la catalogación, buscando “cómo hacer que todos puedan consultar lo mismo”. En ese sentido, la Mesa tiene la intención de crear un catálogo de autoridades o términos descriptivos “que hable el lenguaje colombiano” y se ha trabajado en la recopilación de términos nativos. Presentó ejemplos de tesauros nacionales como el Tesauro Ambiental para Colombia. Los representantes de las distintas instituciones pueden solicitar la descripción de términos para actualizar y normalizar sus catálogos y sistemas. Como parte del aporte al grupo de trabajo, es importante investigar y proponer términos. La búsqueda de términos se realiza mediante relaciones en el sistema de autoridades y se selecciona de manera preferente el término más utilizado en Colombia. Se ha pensado la opción de un directorio abierto de autoridades y se extiende la invitación a formar parte del equipo, buscando ampliar la Mesa, su reconocimiento y promoción.

A continuación se presentan los resultados del sondeo de opinión realizado en línea a la audiencia durante el evento:

¿Son necesarios los vocabularios para fortalecer la promoción, circulación y comercialización de libros editados y publicados en Colombia a través de Internet?

Gráfica.

¿Qué sugerencias tiene para que el vocabulario de la edición nacional colombiana sea viable, sostenible y escalable en el tiempo?

Captura de pantalla de parte de las respuestas que recibió el sondeo en vivo que hizo el OEC en el marco de la conversación “Primeros pasos para la creación de un vocabulario de la edición nacional colombiana”.

La conversación ‘Primeros pasos para la creación de un vocabulario de la edición nacional colombiana’ propició la discusión sobre el tema. Gracias a la participación de los invitados, quienes han expuesto sus experiencias, las expectativas y los planes que tienen, las acciones implementadas y los desafíos enfrentados, puede concluirse que los vocabularios contribuyen en el ámbito editorial y bibliográfico a la organización del conocimiento, otorgando herramientas que, articuladas con las tecnologías, facilitan y profundizan la investigación y permiten mejorar la promoción, la circulación y la comercialización del libro. Sin embargo, como advertía una participante, es fundamental encontrar el sano equilibrio entre la teoría y la práctica, entre las normas y los usos, lograr conciliar la universalidad de los estándares internacionales con los conocimientos y necesidades locales, lo que está estrechamente relacionado con ese “lenguaje común” que se ha mencionado. Hay que superar taras, pues, como respondió a una pregunta uno de los invitados, en la región (Latinoamérica y el Caribe), los actores de la cadena del libro no han integrado apropiada y ampliamente los sistemas para compartir metadatos. También es necesario avanzar en la articulación de las distintas instancias que puedan aportar no solo en la comercialización de los libros editados y publicados en Colombia, sino en su circulación en bibliotecas públicas y comunitarias, escolares y universitarias, en centros e instituciones culturales y en su difusión y promoción en los programas de educación, tanto básica y media, como superior, aunando esfuerzos y evitando reprocesos mediante un trabajo colaborativo y mancomunado. Este, por supuesto, como se dijo, es un primer paso hacia ello.

El video de la conversación está disponible en la cuenta de Facebook o el canal de YouTube del Instituto Caro y Cuervo para contribuir con la documentación, la divulgación y la discusión sobre este tema.

Observatorio Editorial Colombiano
Instituto Caro y Cuervo
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